miércoles, 13 de noviembre de 2013

Nociones básicas sobre radioterapia.

El texto que sigue, procede del libro "La curación del cáncer. Métodos Naturales". Este libro está escrito por 4 naturópatas, los doctores Michael Murray, Tim Birdsall, Joseph E. Pizzorno, y Dr. Paul Reilly (la editorial es Robin Book para el que desee adquirirlo). 

Es de recibo informar que en EEUU la naturopatía tiene mejor consideración social que en muchos países de ámbito latino. De hecho, es a partir del concepto "empowerment" (empoderamiento), un concepto nacido en este país, por el que la gente "tomo el poder" y ejerció presión para que la oncología convencional tuviera en cuenta la medicina natural. 

Así nació la oncología integrativa, en parte por que las personas ejercieron su derecho a elegir como querían tratar sus propios cuerpos. Los doctores que firman este maravilloso y muy recomendable libro (desde aquí lo aconsejamos vivamente), tienen por tanto, una filosofía profundamente integrativa y al tiempo que promueven el respeto a la oncología convencional, exigen también respeto a las opciones "naturales". 

Es importante conocer este contexto para comprender las propuestas que ellos promoverán en el texto. 

También es importante conocer que este libro fue escrito en el año 2002 y por tanto puede haber información no actualizada.

ESTRATEGIAS NATURALES DE APOYO ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE LA RADIOTERAPIA
NOCIONES BÁSICAS

"La radioterapia implica el uso de radiaciones(rayos x, rayos gamma, rayos con protones y rayos con neutrones)para matar células cancerosas. Su función primordial es destruir o reducir los cánceres localizados (en contraposición a los cánceres que se han propagado a otras partes del cuerpo). Cerca del 60% de los pacientes de cáncer recibe radiaciones en algún momento del tratamiento. A veces la radioterapia puede reducir el tamaño de un tumor para aliviar el dolor o facilitar la cirugía. 

Algunos tipos de cáncer como la enfermedad de Hodgkin, algunos linfomas, y el cáncer de próstata, responden muy bien a la radiación. De hecho, algunas veces la radioterapia sola funciona muy bien en estos cánceres. Pero en los otros, la radioterapia ofrece únicamente una curación parcial. Por ejemplo, recibir radioterapia en un cáncer de pulmón en fase avanzada incrementa las opciones de vida en 5 años en un 10%. 

Si la radioterapia sola no basta para obtener los mejores resultados, es posible que necesites cirugía, o quimioterapia, o ambos. Combinar ambas estrategias suele mejorar tus opciones de supervivencia. Por ejemplo, la radioterapia puede reducir los tumores, facilitando así que el cirujano los extirpe. Y si el cirujano no lo extirpa todo, tus médicos pueden recurrir a la radioterapia para destruir o controlar las células tumorales restantes. 

Naturalmente la radioterapia mata a células normales tan eficazmente como mata a las malignas. Es especialmente buena en destruir células que crecen y se dividen rápidamente. Esto significa que destruye las células de los tumores cancerígenos, pero también significa células normales como la piel, la sangre, el sistema inmunológico, y el aparato digestivo. Afortunadamente, la mayoría de las células normales reparan mejor los daños causados por la radioterapia que las células cancerosas.

Para reducir al máximo el daño a las células sanas, los tratamientos de radioterapia suelen administrarse en dosis pequeñas ("fracciones") durante un largo periodo, normalmente entre 5 a 7 semanas. Eso proporciona a las células la posibilidad de recuperarse. En general, las células sanas se recuperan más rápidamente que las malignas. En la dosis siguiente, aguantan mejor mientras que las células tumorales debilitadas sufren otro golpe. Al final del tratamiento, con suerte todas las células cancerosas habrán sido destruidas.

TIPO DE RADIACIONES UTILIZADAS PARA TRATAR EL CÁNCER

RADIACIONES CON FOTONES

Las primeras radioterapias utilizaban rayos-x y rayos gamma electromagnéticos de alta energía llamadas fotones. Estas partículas carecen de masa y de carga eléctrica. Los rayos fotones forman parte del espectro electromagnético, como los son los rayos ultravioletas, visibles, y la luz infrarroja; las ondas de radio; y las microondas. Se llaman ionizantes porque actúan eliminando pequeñas partículas atómicas llamadas electrones. Dañar las moléculas de una célula de esta manera altera su función, especialmente su capacidad para dividirse y crear nuevas células. Aunque este método es eficaz, el riesgo de efectos secundarios, incluida la destrucción de tejido sano, es elevada. 

RADIACIÓN DE PARTÍCULAS

Muchos centros de tratamiento de cáncer ofrecen un tipo de radioterapia nuevo y más preciso que tienes ventajas sobre la radiación con fotones en algunos casos. Un ejemplo es la terapia de neutrones. Los rayos neutrones son rayos con un alto contenido energético compuestos de neutrones, que son partículas  que tienen masa pero no carga eléctrica. Estos rayos no afectan a los diminutos electrones. En cambio, se dirigen contra objetivos más grandes, destruyendo átomos en el núcleo celular. En cierto sentido, liquidan la sede central de la célula en vez de capturar a algunos soldados montando guardia en la puerta delantera. Es mucho más difícil para las células (tumorales o normales) sobrevivir a un ataque y reparar los daños.

Otra ventaja de la radiación de neutrones es que, a diferencia de la radioterapia convencional, puede funcionar incluso en ausencia de oxígeno. Por este motivo, los neutrones pueden destruir las células ocultas en lo más profundo del núcleo de grandes tumores. La terapia de neutrones es especialmente eficaz en el tratamiento de tumores inoperables en las glandulas salivales, en cánceres de hueso, y en ciertos cánceres avanzados de páncreas, vejiga, próstata y útero. 

MEJOR LA RADIACIÓN CON PROTONES QUE CON NEUTRONES

Otro tipo nuevo de radioterapia es la radiación con protones. Los protones son partículas que tienen masa y una carga eléctrica positiva. Los rayos protones pueden moldearse para que se adapten a las dimensiones del tumor con mayor precisión que los rayos-x o los gamma. De este modo permiten la administración de mayores dosis de radiación a tumores sin incrementar el daño a los tejidos colindantes. Por estas razones, la terapia de protones es más eficaz que la de neutrones, y  produce menos efectos secundarios. El inconveniente es que la radiación con protones no está tan generalizada como otros métodos. 

MODO DE EMPLEO

Tradicionalmente, la radioterapia se administra desde un rayo de radiaciones que se origina fuera del cuerpo. Es lo que llamamos radioterapia externa. Puesto que el rayo atraviesa el cuerpo antes y después de que llegue al tumo, puede dañar algunos tejidos. 

Para reducir estos daños, los médicos han desarrollado nuevas técnicas que permitan a la radiación emanar desde el interior del cuerpo. Este método, llamado braquiterapia, implica el uso de materiales radioactivos colocados en pequeños tubos, llamados semillas, que se implantan cercanos al tumor, como suele ocurrir en el cáncer de próstata o en el cáncer de cuello de útero. Una nueva forma de braquiterapia, denominada braquiterapia en dosis altas (BDA), es más versátil que la implantación de semillas estándar, y en muchos casos resulta mucho más precisa. 

Otro método, conocido como radioinmunoterapia, está todavía en fase experimental. Esta técnica utiliza unas moléculas especiales de proteína llamados anticuerpos. Junto a cada anticuerpo hay una molécula especial radioactiva que emite rayos gamma. Inyectado en el riego sanguíneo del paciente, el anticuerpo transporta su mercancía por todo el cuerpo hasta que encuentra una célula cancerígena. Luego se pega a un receptor especial de la superficie de la célula. Cuando el anticuerpo ya está acoplado, la radiación gamma empieza a liberarse directamente hacia su objetivo, matando a la célula cancerígena. Esta nueva terapia no es de uso generalizado, pero si te interesa, habla con tu oncólogo sobre la posibilidad de recibirla.

CUESTIONES PRÁCTICAS

Antes de empezar la radioterapia, tus médicos evaluarán cuidadosamente el tamaño y el emplazamiento del tumor y su tejido colindante. Su objetivo es diseñar el tratamiento lo mejor posible para acertar con la dosis de radiaciones mientras que reduce el riesgo de efectos adversos. Probablemente utilizarán la imagen por resonancia magnética (RNM) o una tomografía computerizada (TAC) para planificar su estrategia. Según el tipo, tamaño y localización del tumor el equipo médico determinará la dosis total de radiaciones, el número de sesiones (fracciones) necesarias, el intervalo entre sesiones, y si aplicar cada fracción desde la misma dirección o en distintas direcciones. 

En todos los casos, los médicos tratarán de administrar únicamente la dosis necesaria, y sólo a una zona concreta. Para proteger otras partes de tu organismo, es probable que los médicos hagan construir un protector especial. Las técnicas más recientes como la radioterapia 3-D conformal y la radioterapia de intensidad modulada (RIM), también puede reducir la cantidad de radiación que recibe un tejido sano. Pueden marcar tu piel con tinta o tatuajes temporales (Inciso: En el caso de la persona que escribe este blog, fuí "marcada" con tinta definitiva, azul oscura, imposible de quitar posteriormente si no es con laser, cosa que el oncólogo no aconsejaba por el estado en el que queda la piel. Aconsejo que los que pasen por esto, exijan a sus radioterapeutas que usen un tinte provisional y en la medida  de lo posible que sea estéticamente compatible con el color de la piel.) para lograr el mejor posicionamiento en cada tratamiento. En algunos casos, pueden construirse moldes para que los tejidos queden siempre en el lugar correcto. 

TOXICIDAD

Puesto que puede matar a células normales junto con las enfermas, la radioterapia puede ser altamente tóxica. Los tratamientos con radioterapia más recientes y específicos son menos peligrosos que algunas de las técnicas más antiguas, pero siguen existiendo riesgos de anemia, náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de cabello (alopecia), quemaduras de la piel, y esterilidad. 
Si estas complicaciones surgen o no, dependen del volumen total de la zona tratada, la dosis de las radiaciones, y la zona concreta del cuerpo que se ve afectada. Por ejemplo, las náuseas ocurren principalmente si se irradia el abdomen, mientras que la alopecia surge cuando se trata la cabeza. Cuanto mayor sea la zona total a tratar, más probabilidades hay de que se produzcan reacciones del cuerpo como la anemia y la fatiga. 

Los efectos secundarios de la radioterapia tienen lugar en tres fases distintas: la inicial, la intermedia, y la final.  Los efectos secundarios de las radiaciones se producen mientras se administra el tratamiento. Aunque estas complicaciones pueden ser bastante graves, casi siempre se solucionan cuando el tratamiento se termina. 

Los efectos intermedios son los que aparecen semanas o meses después de terminado el tratamiento. 

Los efectos finales de la radioterapia, que son muy poco frecuentes, no surgen hasta muchos meses o años después de la terapia. Pueden incluir la necrosis por radiación (rotura de una región de hueso), fibrosis pulmonar (endurecimiento del tejido pulmonar), cánceres secundarios, y una cicatrización o endurecimiento de los tejidos situados en la región expuesta a la radiación. 

PUESTO QUE ESTOS EFECTOS RETARDADOS SUELEN SER EXTREMADAMENTE DIFÍCILES DE TRATAR, LA MEJOR ESTRATEGIA ES PREVENIRLOS MEDIANTE EL USO DE TERAPIAS NATURALES QUE DESCRIBIMOS A CONTINUACIÓN

Las náuseas y los vómitos son las reacciones más frecuentes cuando la dosis es alta o si el tratamiento implica irradiar el abdomen o el aparato digestivo. A veces las náuseas y los vómitos se producen después de irradiar otras regiones, pero en estos casos los síntomas acostumbran a desaparecer unas cuantas horas después del tratamiento (INCISO: Mi oncólogo me aplico -con la quimioterapia- un tratamiento específico para evitar náuseas y vómitos, desconozco si esto es aplicable en radioterapia pero lo dejo apuntado por si el lector quiere preguntar a su oncólogo). Con frecuencia, la fatiga empieza a notarse después de la segunda semana de terapia y puede prolongarse hasta dos semanas después de acabada la terapia. Recomendamos que los pacientes restrinjan sus actividades, reduzcan sus horas de trabajo, duerman la siesta, y duerman un poco más por la noche, pero es importante practicar alguna forma de ejercicio como el tai chi (Inciso: los autores de este blog recomiendan específicamente el chikung -el tai chi es una variante del chikung-, puesto que es un tipo de disciplina vinculada a la medicina tradicional china enfocada al mantenimiento de la salud y a la curación), el yoga (ideal el yoga terapéutico, muy, muy recomendable si se tiene un mínimo de fuerzas; tiene por ejemplo ejercicios que trabajan la limpieza del hígado en un momento en que la intoxicación es máxima), o ejercicios de estiramiento  para estimular suavemente la circulación y el sistema inmunológico. 

A diferencia de la quimioterapia, que es un tratamiento que afecta a todo el organismo y está diseñado para destruir las células cancerígenas allí donde estén, la radioterapia suele ser local o regional, y afecta sólo al tumor y a la zona colindante. Por este motivo, muchos de los efectos secundarios son específicos de la región del cuerpo que se está tratando. Lo más habitual es que la piel se enrojezca, y la zona pueda irritarse, secarse, o volverse muy sensible. Esta reacción cutánea puede ir en aumento hasta parecer una quemadura solar. 

Trata la piel suavemente para evitar más irritaciones; lávate con cuidado utilizando sólo agua caliente y jabón suave. Evita los perfumes y los productos perfumados para la piel, y protege las zonas afectadas por el sol. También recomendamos aplicar gel de aloe vera en las zonas quemadas por la radiación. 

IR A LA PARTE II (APOYO DIETÉTICO PARA LA RADIOTERAPIA)


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